5 señales de que te estás masturbando demasiado

La privación de contacto social a la que has estado sometido por el confinamiento y el aumento del tiempo libre probablemente ha hecho que te masturbes más que nunca. Es una práctica saludable pero como ocurre con cualquier cosa, un exceso acaba siendo perjudicial.

Cuando pensamos en la masturbación diaria a menudo nos vienen a la cabeza los típicos adolescentes que disfrutan del pasatiempo con fruición encerrados en sus habitaciones como si de cuevas se tratase y tratando de alcanzar un nuevo récord diario de eyaculaciones. Jamás pensamos en hombres adultos que tienen éxito en el amor y en el sexo.

Pero la verdad es que los perfiles son variados y no podemos definir un límite claro para establecer qué es masturbarse mucho y qué es masturbarse poco. No existe una cantidad a partir de la cual se pueda considerar que se trata de «masturbación excesiva». Según informaciones de la Sociedad Internacional de Medicina Sexual no existe una frecuencia estándar y algunos hombres se masturban más que otros, eso es todo.

Mientras que unos lo hacen todos los días sin excepción, otros lo hacen una vez a la semana y algunos muy raras veces. Según una encuesta realizada, el 27% de los hombres que se sitúan entre los 30 y los 39 años de edad se masturban una vez a la semana.

Según Dan Drake, un terapeuta especializado en la adicción al sexo, «por mucho que te masturbes, no es un problema como tal hasta que no interfiere negativamente en tu vida».

En ese caso, ¿cuáles son los indicadores que deberíamos tener en cuenta? Algunas de las señales que te avisan de que te estás pasando con tus sesiones de masturbación son:

Rozaduras, molestias y problemas mayores

Algunos hombres se masturban con tanta frecuencia que incluso se provocan lesiones en el leve. Estas pueden ser leves (rozaduras por ejemplo) pero también graves (como la acumulación de tejido cicatricial o la enfermedad de Peyronie). Como ves, este signo es bastante lógico: ¿Te duele el pene de tanto masturbarte? ¡Aquí está pasando algo!

Descuidas tus obligaciones profesionales

¿No dejas de pensar en el sexo e incluso te impide concentrarte durante tu jornada laboral? En ese caso, lo más probable es que tengas un problema. Si consumes pornografía incluso durante tus horas de trabajo o llegas tarde a tu puesto por estar masturbándote en el baño deberías plantearte cambiar tus hábitos o incluso buscar ayuda profesional.

Tus relaciones se enfrían

¿Anulas planes y quedadas para quedarte en casa viendo porno o practicando cibersexo? ¿Tus amigos se han alejado de ti porque se han cansado de tu pasotismo? Tu afición puede haberse convertido en una obsesión y puede estar dañando tu salud emocional.

Sin embargo, tampoco hay que ser extremistas. No hay nada de malo en que te reserves una noche para pasarlo en grande contigo mismo. Puedes incluso marcar esa fecha en tu calendario. Pero si esto acaba convirtiéndose en un hábito, puede perjudicar a tus relaciones.

Tu vida sexual se detiene o se deteriora

Cada uno vive sus momentos de masturbación de una manera distinta y personal. Probablemente durante tus sesiones de amor propio tengas por costumbre consumir un porno muy específico: Unos tipos de hombres concretos y unas categorías muy determinadas. Incluso la forma en que utilizas tus manos para darte placer pueden ser muy concretas.

Este tipo de manías pueden ser contraproducentes a la hora de practicar sexo con otras personas. Si nos masturbamos de forma habitual con este tipo de herramientas, estaremos enseñando a nuestro cerebro la forma en que debe experimentar el placer y se acostumbrará a buscar el placer sexual a partir de esas vías.

Muchos hombres incluso no consiguen tener una erección cuando tienen sexo con otras personas debido a la influencia del porno y la masturbación continua.

Siempre piensas en masturbarte

¿Te despiertas pensando en masturbarte? ¿Piensas en una escena porno en una reunión del trabajo? ¿Deseas sólo estar en casa viendo porno? Si te ocurren cosas de este tipo presta atención, son claros indicios de que tu afición se ha convertido en una obsesión.