Así fue el asesinato de Samuel: ‘O paras de grabar o te mato, maricón’

Después de más de diez meses de inactividad, Galicia volvía a reabrir los locales nocturnos el pasado 1 de julio. Fue entonces cuando una gran cantidad de jóvenes volvía a disfrutar del ocio después de un largo confinamiento obligado por la crisis sanitaria. Entre ellos se encontraba Samuel, que como personal sanitario dentro de una residencia de ancianos había afrontado la peor parte de la pandemia. Jamás habría sospechado que tan sólo una noche después sería brutalmente asesinado sólo por ser gay.

Después de un año repleto de tensiones y aislamiento, decidió ir con un grupo de amigos al Andén, un pub de moda situado en Riazos (La Coruña).

Lo pasaron en grande y, por esa razón, decidió repetir el viernes 2 de julio, junto a sus amigos Diego, Lina y Andrea. Quedaron a las 22 y estuvieron allí hasta las tres de la madrugada. Él y Lina decidieron salir a la puerta a fumar mientras charlaban por videollamada con Vanesa, la novia de Lina. El resto de los amigos permanecieron en el interior del local, que se encontraba a unos metros.

«Samuel y yo salimos a fumar y aproveché entonces para llamar a Vanesa, con ella había estado mensajeándome a lo largo de toda la noche. Como Samuel también la conocía se unió a la conversación. Los dos habían estudiado lo mismo y ella había empezado a trabajar en su misma residencia de ancianos. Los residentes le querían mucho. Él les trataba muy bien y les hacía reír«.

Vanesa, por su parte, no esperaba recibir aquella llamada: «Había dejado de hablar con ella hacía un rato y estaba a punto de dormirme. Pero cuando vi que me llamaba respondí al momento. Samuel se lo había pasado tan bien y tenía tantas ganas de salir, que a lo largo de la conversación trató de convencerme para que fuese con él también el sábado siguiente», declaró. «Siempre estaba feliz, con ganas de hacer reír a los demás, era muy sociable», agregó su novia Lina.

‘O paras de grabar o te mato maricón’

Fue en ese momento cuando se desató el desastre. «Lina y Samuel me estaban contando anécdotas de la noche. Entonces giraron el teléfono móvil para mostrarme por dónde habían ido andando. En ese momento pasaron un chico y una chica juntos. Tenían aproximadamente la edad de Samuel, y entonces él nos gritó que dejásemos de grabarles», declara Lina.

Samuel y Lina, sin dar demasiada importancia a la irrupción de esta pareja, les explicaron que se trataba de un malentendido, y que únicamente estaban haciendo una videollamada. Incluso Vanesa, que en ese momento se encontraba al otro lado de la pantalla, elevó la voz para apoyar la explicación de sus amigos. Fue entonces, cuando el hombre se dirigió exclusivamente a Samuel. «O paras de grabar o te mato, maricón».

Samuel sólo tuvo tiempo de responder: «¿Maricón de qué?».

«El jamás pensó que podría ocurrirle algo así», declara su amiga. «Nunca tuvo que esconder nada, estaba rodeado de una familia que lo respetaba, de unos amigos que lo querían, que lo aceptaban».

«De aquel momento sólo recuerdo que el chico le propinó un puñetazo muy fuerte y yo empecé a gritar», declara Lina. «El vídeo se bloqueó, aunque el audio continuaba sonando y no sabía qué era exactamente lo que estaba ocurriendo. Sólo escuchaba los golpes y a Lina gritar ‘¡Déjalo, es mi amigo, por favor, déjalo!‘», agrega Vanesa.

«La chica que estaba con él intentó separarlos al principio, pero cuando yo me metí me dijo: ‘aparta que no pintas nada aquí'». Fue entonces cuando otro joven intermedió en la pelea para intentar proteger a Samuel: «Estábamos al lado de la discoteca, con gente cerca. Un chico negro se metió para ayudar a Samuel y logró separarlos. Fue gracias a él que no continuó pegándole. No le he vuelto a ver y quisiera que sepa que todos los amigos de Samu estamos enormemente agradecidos por lo que hizo».

‘Sabía que no sería capaz de salir adelante’

En ese momento el agresor optó por dejarlo y abandonó el lugar. Al marcharse dejó a Samuel con contusiones en la cara. «Yo le preguntaba cómo estaba, pero él me decía que por favor fuese a buscar su teléfono, que se le había caído mientras el chico le pegaba. Le vi tan nervioso que fui a buscarlo y lo dejé con el chico que le había ayudado. Ninguno conocíamos de nada al agresor. Eran jóvenes, y probablemente de Coruña. Desde el momento en que abrió la boca sabríamos que habría problemas«.

La conexión de la llamada se había interrumpido y Vanesa no sabía nada desde hacía minutos: «Lina no me cogía el teléfono. Estaba llamando a todos los que estaban aún en la discoteca cuando ella volvió a llamarme. Tenía un ataque de ansiedad. Me dijo que a Samuel le habían atacado y que estaba buscando su teléfono. Fue entonces cuando la escuché pedir auxilio y se volvió a perder la conexión«.

Cuando Lina estaba buscando el teléfono de Samuel, el agresor regresó pero esta vez acompañado de 12 personas más. Encontraron entonces la oportunidad perfecta para acorralarlo y asesinarlo. «Vi desde lo lejos una multitud de gente moviéndose a gran velocidad y corrí hacia allí. Escuché que alguien gritaba ‘¡Maricón de mierda!’. Al llegar vi a Samuel en el suelo inconsciente, ellos ya habían huido. Samu sólo tuvo tiempo de cruzar la calle intentando protegerse pero al verle supe que no iba a salir adelante».

«Samuel no me respondía, la gente empezó a rodearnos. Un señor que era médico me ayudó a ponerlo de lado. Entonces llegaron Andrea y Diego y a los 10 minutos llegó la Policía Nacional que llamó a la ambulancia». Samuel no sobrevivió y murió la noche del mismo sábado 3 de julio.

Este doloroso relato no es más que una prueba de lo que está ocurriendo en el mundo. El odio crece dispuesto a cobrarse vidas inocentes bajo consignas políticas que muchos personajes públicos ensalzan y legitiman. Nos están matando.