
In a Heartbeat y el amor gay infantil: Detrás del cortometraje
In a heartbeat se ha convertido en un símbolo para la comunidad LGTB. La historia de este cortometraje animado se atreve a hablar de algo que ha estado vetado hasta la fecha: El amor homosexual entre niños. Pero, guste o no, los romances entre homosexuales se suceden a cualquier edad (tal y como ocurre con los romances heterosexuales) y esto no es algo nuevo. el amor gay en el pasado existía y en el futuro continuará existiendo.
Es un tema que a día de hoy sigue siendo tabú. Resulta algo normal hablar del amor en la infancia, siempre que sea heterosexual claro. Durante décadas y décadas hemos asistido a una censura continuada por los grandes medios de comunicación. Se ha invisibilizado sistemáticamente algo tan natural como el amor y la atracción por una triste razón: La ignorancia.
Y es que, en pleno 2019 se sigue pensando que los contenidos homosexuales para menores son peligrosos. En contra de lo que cabría esperar de una sociedad en teoría evolucionada, hoy el amor sigue siendo una amenaza para muchos.
Esto se debe a varias razones, aunque todas ellas tienen el mismo denominador común: La homofobia. Además, la ignorancia juega un papel muy importante porque de hecho, a día de hoy se sigue creyendo que la orientación sexual se puede alterar.
Décadas invisibilizando el amor
Los grandes medios de comunicación han rechazado de forma continua la posibilidad de crear contenidos infantiles con parejas homosexuales. ¿La razón? miedo a influir negativamente sobre los pequeños y condicionar sus conductas. Por muy arcaica que pueda resultar esta idea, lo cierto es que sigue presente. Por esta razón, no hemos podido ver películas, series de animación o programas infantiles donde se represente a la comunidad LGTB.
Aún se sigue pensando que los niños pueden «convertirse» en homosexuales por ver películas donde aparecen protagonistas homosexuales. Sin embargo, esto es imposible. De hecho, los que somos homosexuales lo sabemos de primera mano.
Durante toda nuestra vida hemos estado expuestos a historias de amor heterosexual, hemos seguido a héroes heterosexuales… ¿Por ello nos hemos convertido en personas heterosexuales? No. En realidad, la sexualidad viene determinada en nuestra carga genética y esto no puede modificarse a partir de ningún contenido, tampoco a partir de una educación sesgada.
In a Heartbeat: El arte como rebelión
De hecho, esta idea sigue tan presente dentro de nuestro mundo, que a día de hoy las terapias de conversión sexual siguen siendo una realidad en muchos países. El resultado ha sido un incremento en la tasa de suicidios, depresión crónica y problemas de aceptación y autoestima en millones de jóvenes.
Es por ello que In a Heartbeat se ha atrevido a poner sobre la mesa un discurso clave y que de hecho, nuestra sociedad necesita escuchar: Existen niños gays, niñas lesbianas y niñ@s transexuales. Y durante mucho tiempo, hemos ignorado que existían y hemos construido un mundo donde ellos eran invisibles y donde no ocupaban un lugar.
Este metraje de animación ha creado una historia para todos aquellos niños que están enamorados de otros niños y que hoy viven con miedo por sentir algo tan saludable como el amor. Esta historia sirve para lanzar un guiño a todos aquellos niños que no entienden por qué son diferentes a lo que ven en televisión. Y es que, el problema no está en ellos, el problema está en los medios de comunicación.
La invisibilización y el ocultamiento de cualquier colectivo supone un maltrato indirecto hacia millones de personas. Sin embargo, hoy Estaban Bravo y Beth Davies han cambiado las cosas. Y lo han hecho de una forma rotunda con el primer cortometraje de amor entre dos niños gays.
In a Heartbeat: El origen de una leyenda
Ambos son dos estudiantes del Ringling College of Art and Design de Florida. Cuando el curso académico finalizó debían hacer un proyecto de graduación: Una animación de 4 minutos de extensión y sin diálogos. Todo comenzó cuando una compañera les propuso una idea: Hacer un cortometraje en el que a un niño se le escapaba su corazón enamorado persiguiendo a otra niña.
Esta idea les impactó desde un primer momento y decidieron trabajar en ella. Sin embargo, recordaron algo: Ambos creadores son homosexuales. Durante su infancia jamás pudieron ver a algo similar. Por ello, tomaron la decisión correcta: Ser honestos. Ambos habían experimentado en primera mano lo que suponía sentir amor por otra persona y ocultarlo con miedo. Lo tenían claro: Iban a representar la historia de sus vidas.
Ambos se pusieron manos a la obra, cuando descubrieron algo: El mensaje que iban a transmitir era más importante de lo que pensaban. Y es que a la hora de iniciar una recaudación para financiar el proyecto, iniciaron una petición por Internet. Ellos necesitaban 3.000 dólares para llevarlo a cabo y recaudaron 13.000.
Sin embargo, también despertaron críticas homófobas a lo que respondieron tajantemente. En palabras de Bravo: “Cuando leo los comentarios que dicen que estamos promoviendo la homosexualidad, me pregunto si acaso una historias entre un hombre y una mujer promueve la heterosexualidad. Yo no me convertiría en heterosexual por ver una historia entre un hombre y una mujer. Por una sencilla razón. Uno es, uno no se convierte”.
El cortometraje hoy está cerca de las 40 millones de reproducciones. Además la acogida ha sido más que positiva. In a Heartbeat ha recibido el galardón de oro del Jurado del Ringling College y ha ingresado en más de 20 festivales de cine.
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Wallpapers de ‘In a heartbeat’
