
La boda de Garrett Clayton y Blake Knight en los jardines de la familia Disney
Garrett Clyton decidió mudarse a Los Ángeles hacia 2011 para perseguir sus sueños como actor. Entre audición y audición comenzó a trabajar en una cafetería 24 horas que, por casualidad, tenía como clientes asiduos algunos de los cerebros más neuróticos de Hollywood. Su entonces futuro marido acababa de finalizar sus estudios en la universidad y, tras un agotador día de trabajo, fue al local en el que él trabajaba.
“Para él fue amor a primera vista. Fue muy insistente en lo que respecta a cortejarme”. El futuro actor dio prioridad en aquel momento a sus ambiciones profesionales pero Knight no se dio por vencido. “Hubo constantes visitas al trabajo, cartas de amor, cestas de dulces, magdalenas y alguna noche de fiesta en una producción de La Bella y la Bestia”.

Poco a poco, ambos lograron hacerse hueco en la industria y acabaron llegando lejos. Clayton participó en títulos como Teen Beach Movie o King Cobra. Knight trabajó como guionista en proyectos como This Just In o The World’s Funniest Animals.
Después de siete años de una relación común Knight pensó que había llegado el momento de dejar de ser “novios” para convertirse en “prometidos”. Hacia enero de 2018 decidió hacerle la gran pregunta a Garrett en la playa de Black Diamond, Islandia.
No obstante, a pesar de que la fecha de boda quedó fijada para 2020, no pudo celebrarse debido a la irrupción del COVID19. “Acabamos cambiando la fecha hasta en tres ocasiones”, revela Clayton.
Afortunadamente, lograron llevar el evento a cabo un año más tarde y no en cualquier lugar. La pareja optó por la finca de la familia Disney, abierta por Roy O. Disney hacia la década de los años 40 en Los Ángeles.

“Somos muy amigos de la familia Disney desde hace muchos años. Ellos nos ofrecieron amablemente su increíble césped”.

La decoración y la planificación estuvieron inspiradas en el universo de Blancanieves. Incluyeron un pozo de los deseos. “Nuestra planificadora de la boda tuvo la excelente idea de permitir a nuestros invitados que nos dejasen sus deseos. En lugar de tener el tradicional libro de visitas pusimos tres tarritos de deseos encima del pozo de los deseos… Los deseos del primero lo abriríamos en nuestro primer aniversario, el segundo para nuestro quinto aniversario y el tercero para nuestro 25 aniversario. Los invitados fueron escribiendo sus deseos en trocitos de papel de colores y, ahora los tenemos guardados en la parte superior de nuestros armarios para impedir que la tentación de leerlos nos obligue a abrirlos demasiado pronto. Será muy divertido abrirlos y leer algunos de los más conmovedores si llegamos a celebrar nuestros aniversarios. ¡También estoy seguro de que habrá notas muy divertidas!”.

Los votos recordaron una década de amor
“Mis votos matrimoniales trataron de reflejar nuestros 10 años de relación. También los altibajos por los que hemos pasado juntos, incluyendo un momento en el que supe que estaríamos juntos de por vida. Fue cuando tuvimos que hacer turnos para cuidar a nuestro perro Orion, que estaba muy enfermo y que, ahora ya ha fallecido. Fue una época realmente dolorosa y los dos nos esforzamos juntos por salvar nuestra pequeña familia. Sabía que siempre trabajaríamos bien juntos y que un día construiríamos una familia juntos”.

Knight, sin embargo, terminó de escribir sus votos la misma mañana de la boda:
“Fueron muy sinceros. Los basé en un sueño que tuve hace más de un año. En él pude volver atrás y cambiar las cosas que habían sucedido en mi pasado para crear un futuro mejor para mí. Sin embargo, el sueño terminaba en el césped con Garrett, casándose conmigo y no cambiaba nada de nosotros dos. Estuve llorando mucho mientras los escribía”.

Además, las lágrimas no cesaron durante la ceremonia. Tanto los invitados como los novios no pudieron evitar emocionarse cuando recitaron sus votos:
“Sinceramente ninguno pretendimos que nuestros votos nos hiciesen llorar, pero eso fue lo que ocurrió”.
