
La brutal escena de ‘Dawson crece’ que nos dejó sin aliento
Dawson crece emitió el primer beso gay de la historia de la televisión hace más de 20 años. Jack McPhee protagonizó una de las escenas históricas más bonitas en la carrera de fondo de la diversidad en los medios. No obstante, si hubo una escena que nos sobrecogió y que generó un gran impacto en la audiencia, fue el momento de su salida del armario.
El momento en el que se enfrentó a su padre fue genial, no sólo porque pudimos sentir su desgarro, su impotencia y su ira. También porque se convirtió en el símbolo de un cambio en el cine y la televisión. Quizá no exagerásemos si dijésemos que a partir de su grito la industria de la ficción comenzó a escuchar más a las víctimas de homofobia y a dar mayor presencia a los personajes gays y las historias gays en los medios.
Con el implacable grito de este joven deshecho enfrentándose a la homofobia de su padre el público masivo tuvo conciencia por primera vez de la situación de muchas personas. Aquí puedes volver a ver la épica escena (incluimos la transcripción más abajo):
– ¿Quieres explicarte?
– Tú no quieres estar aquí… así que no vuelvas. Lo tenemos todo bajo control así que ahórrate la gasolina.
– No voy a aguantar que me hables en ese tono, ¿entiendes? Trabajo demasiado duro.
– Oh sí, es la excusa de siempre, ¿no? Que trabajas demasiado duro. No podría importarme menos lo duro que trabajes. ¿Qué sentido tiene mantener a una familia que ni siquiera, ni siquiera te importa?
– Me voy, llamaré en un par de días.
– No, no vas a ir a ninguna parte.
– Abre la puerta.
– ¡No! ¡Esta va a ser la única conversación de la que no te vas a escapar! No quieres hablar sobre la muerte de Tim, sobre la enfermedad de mamá o sobre el por qué de su enfermedad. ¡No quieres saber la realidad de por qué tu hija ha tenido problemas con las drogas durante los últimos dos años! ¡Está bien! Pero vamos a hablar sobre mí.
– ¡Cálmate!
– ¡No no me voy a calmar y no me voy a callar! Si quieres resolver esto entonces pregúntame otra vez.
– ¿Que te pregunte el qué?
– ¡La pregunta! ¡Haz la pregunta otra vez! ¡Pregúntame si soy gay! Pregúntame…
– Tú no eres gay.
– ¡Sí lo soy! ¡Y tú lo sabes! Veo la forma en que me miras y sé que lo sabes. ¿Qué hay de la forma en que me tratas a mí y la forma en que tratabas a Tim? Porque él era el verdadero hijo y yo era el raro. Y por mucho que has tratado de erradicarlo y de ignorarlo yo me he esforzado y me he esforzado MÁS por estar callado, por olvidarlo, por no preocupar a mi familia con mi problema. Pero no puedo esforzarme más… porque duele.