La triste historia de amor gay que hubo detrás de ‘Peter Pan’

Cuando la historia de Peter Pan vio la luz por primera vez en forma de cuento en 1904, despertó un gran interés. El dramaturgo James Matthew Barrie no había planificado su pequeño proyecto con grandes pretensiones y, por eso, su éxito le sorprendió con la pluma en la mano. Más de un siglo después, Peter Pan continúa siendo su trabajo más conocido.

La mayoría de nosotros conocemos las aventuras de Nunca Jamás gracias a las adaptaciones que se han hecho en el cine e ignorábamos que Peter Pan existió de verdad o, al menos, el niño congelado en el tiempo que inspiró al popular personaje.

James Matthew Barrie fue educado en la década 1860 en un pueblo escocés llamado Kirriemuir. No obstante, ya en su infancia tuvo la oportunidad de experimentar un profundo e insondable dolor. A una corta edad, tuvo que aprender a convivir con una frialdad que parecía haber congelado el corazón de sus padres, que, ausentes y lejanos a su hijo, le llevaron a vivir en un océano de silencios. En realidad, aquel núcleo familiar había quedado roto por un trauma irreparable ocasionado por la muerte del hijo mayor, el hermano de James. El día que la superficie de un lago congelado se rompió engullendo al pequeño, la familia quedó congelada en el tiempo.

El silencio y la ausencia de aquellos padres que no hacían más que oscurecer el vacío dejado por el difunto hermano, cambiaron para siempre al pequeño James que, entonces, decidió que no quería crecer más o, al menos, eso le dictó su reloj biológico que, como si hubiese somatizado aquel trauma, se detuvo.

Ya en su período adulto, decidió desplazarse a Londres y allí creó un vínculo muy especial con un matrimonio formado por Sylvia du Maurier y Arthur Lewlyn Davies que había formado una entrañable familia con sus tres hijos: Peter, John y George. No obstante, años más tarde se ampliaría con el nacimiento de dos hijos más: Michael y Nicholas.

Nuestro escritor se acomodó en la infancia de aquellos pequeños en un entorno de felicidad y pureza en el que interiormente se sentía a salvo. Estableció una conexión especialmente sólida con Michael y Nicholas, los más jóvenes, por esta misma razón. El impacto que Nicholas causó en él le llevó a retratar su nacimiento en su libro El pajarito Blanco, en el que, además, aparecería por vez primera el famoso Peter Pan.

No obstante, la construcción del popular personaje, no sólo estuvo basada en los pequeños Michael y George. También en el período de su infancia en el que pudo ser feliz cuando aún no había muerto su hermano.

Sin embargo, la muerte volvió a manifestarse indirectamente en su vida cuando fallecieron Sylvia y Arthur, los padres de los pequeños, en 1907 y 1910. La tragedia de la orfandad y la soledad de los jóvenes le llevó a asumir su tutela y su relación como familia se fue estructurando poco a poco. Pero una nueva tragedia volvió a golpearles cuando la muerte volvió a hacer acto de presencia para, esta vez, llevarse la vida de uno de los pequeños, George.

A partir de este hecho, la relación que se creó entre Barrie y Michael se hizo más sólida y profunda, especialmente ahora que ambos sabían lo que significaba perder a un hermano a una edad tan temprana.

Los años transcurrieron y cuando Michael creció decidió comenzar sus estudios en la universidad de Oxford y, más tarde, en la de París. Fue allí donde conoció a Rupert Buxton, un chico extremadamente sensible, enamorado de la poesía, el arte e hijo de un aristócrata. La química entre ambos fue instantánea. Desarrollaron un sentimiento tan íntimo y arraigado a sus corazones que derivó en la proliferación de rumores sombríos que ponían en cuestión la naturaleza de su relación. ¿Eran acaso amantes?

La respuesta llegó en mayo de 1921 y a través de una mensajera que ya había aparecido en esta historia: La muerte. Michael y Busxton fueron encontrados en las profundidades de un embalse abrazados el uno al otro. Sus cadáveres revelaban la evidencia de un suicidio pactado y fruto de un dolor que arrastraba muertes, pérdidas e incomprensión.

Su tutor y autor de Peter Pan, James Matthew Barrie, perdería la vida tan sólo 16 años más tarde, tras sufrir una neumonía mortal.