En peligro: La ley rusa perjudica seriamente a los jóvenes y profesionales de la salud mental

¿Hasta qué punto es peligrosa la ley rusa en el siglo XXI? Nos remontamos a 2013. En ese momento Rusia aprueba una ley “para la protección de niños y niñas frente a la información que promueva la falta de valores familiares tradicionales”. Esta legislación complica si cabe aún más la realidad de las personas gay que viven en el país.

Esta ley restringe el acceso a información relacionada con el colectivo LGBT. Una de las consecuencias que se han constatado en un informe de 92 páginas (“No Support: Russia´s Gay Propaganda Law Imperils LGBT Youth), es el aislamiento más cruel. Los jóvenes tanto de las zonas urbanas como las más rurales, se ven sin posibilidad de acceder a información necesaria. Tampoco reciben asesoramiento o apoyo.

Esta ley prohíbe radicalmente la promoción entre menores de las relaciones sexuales no tradicionales, es decir un modelo de pareja que no sea el heterosexual. Así mismo restringe cualquier información relacionada con la homosexualidad, bisexualidad o transexualidad por medio de prensa, radio, televisión o internet.

Esta censura que pretende impedir que se “promueva” la homosexualidad, realmente supone que un porcentaje importante de jóvenes se sientan aislados, diferentes y perdidos. No tienen a quién recurrir para informarse sobre lo que sienten, lo que piensan y el modo en que quieren vivir su sexualidad.

Ley rusa homofobia
La ley rusa aísla y maltrata de forma directa a los jóvenes LGTB.

La ley rusa: La ley de un país retrógrado que pretende ser moderno

Con la excusa de la protección a la infancia, se aprobó una ley sobre “propaganda gay” que no ha hecho más que recrudecer las condiciones en que viven las personas homosexuales en Rusia. Sí amigos, así es la ley rusa.

No estamos hablando sólo de la falta de información y la estigmatización de una condición sexual que por mucho que quieran ignorar desde el gobierno ruso, no deja de ser una realidad. El problema es que este tipo de legislación y la política que se engrana a su alrededor fomenta la discriminación y por desgracia, las agresiones hacia este colectivo.

Nadie quiere ser agredido ni discriminado, por tanto la mayoría de personas homosexuales no tienen más opciones que ocultar su orientación.

Pero no solo afecta a las personas homosexuales. Los profesionales sanitarios se enfrentan a una encrucijada: saben que por ley no pueden ofrecer información u orientación a aquellos que la necesitan, pero al mismo tiempo, un médico debe perseguir el bienestar físico y mental de sus pacientes.

Rusia pretende justificar dicha ley asegurando que buscan la protección de menores y jóvenes. Este argumento ha sido ampliamente rechazado por profesionales de la salud mental y relacionados con la promoción de los derechos humanos, que aseguran que de hecho, les perjudica.