
Los amantes de Pompeya eran gays
¿Conoces a los amantes de Pompeya gays? Pompeya es una ciudad especialmente transitada desde que se descubrieron los restos de la erupción del Vesubio (79 d.C.). Después de casi 2000 años este lugar sigue despertando interés y no es extraño. La erupción del volcán del Vesubio acabó de forma instantánea con las ciudades romanas de Pompeya y Herculano.
El flujo de lava que arrojó sepultó todo lo que encontró a su paso y su extremada rapidez de avance imposibilitó que los habitantes de la ciudad lograran escapar. Las víctimas sólo consiguieron esconderse detrás de una pared o protegerse los unos a los otros con sus propios cuerpos antes de morir. Con la terrible erupción y el desastre que provocó aquellas ciudades quedaron sepultadas para siempre e invisibles al mundo. Sin embargo, en 1738 Herculano fue descubierta y Pompeya 10 años más tarde.
Para el asombro de los descubridores, todo estaba intacto: Los hogares, las personas, los muebles o los animales. Todo había permanecido tal cual estaba después de casi dos mil años.
Fue hacia el año 1923 que el arqueólogo Vittorino Spinazzola dirigió unas excavaciones en la Casa del Criptopórtico y allí descubrió a una pareja de amantes que se abrazaron antes de ser sepultados por la lava. Uno de ellos descansaba sobre el torso de su pareja que no dudaron en abrazarse por última vez y para siempre.
Los amantes de Pompeya en realidad eran gays
Esta figura ganó rápidamente una alta popularidad y se pensó que se trataba de una pareja heterosexual aunque también se barajó la posibilidad de que fuesen dos mujeres. Ambos adquirieron el nombre de «Los amantes de Pompeya«.
Sin embargo, hace muy poco, en 2017 se demostró mediante una tomografía informática y un análisis científico del ADN de sus restos, que se trataba de una pareja de dos hombres. Los resultados indican que se trataba de dos hombres entre 18 y 20 años de edad. Además, se ha podido demostrar que existía un vínculo afectivo entre ambos ya que no presentan ningún tipo de vínculo genético y no eran familiares. Aunque no se puede demostrar de momento cuál era el tipo de vínculo que unía a estos dos hombres, muchos académicos alegaron que compartían un vínculo emocional.
Sin duda se trata de uno de los romances gays más antiguos de la historia universal y un último abrazo que literalmente se convirtió en una unión eterna.