Los romances homosexuales del Titanic en cartas

Entre el 14 y 15 de abril de 1912 tuvo lugar una de las tragedias más recordadas de la historia: La caída del Titanic. Respecto a ella ha surgido una cantidad de historias imposible de cuantificar: Desde películas, homenajes o reportajes, hasta visualizaciones en 3D.

Después de generarse tantísima información alrededor de un mismo suceso (que hoy ya todos conocemos), nos podemos llegar a sentir incluso saturados y agotados al abordar el tema. A pesar de ello aún a día de hoy siguen generándose nuevas perspectivas, revelaciones y nuevas versiones de lo ocurrido. Y es que en el barco viajaban más de dos mil personas y hoy se sabe que de ellos una gran cantidad eran homosexuales.

Sin embargo a pesar de los avances que hemos experimentado como sociedad este tema no suele tocarse porque sigue despertando ciertas ampollas y reacciones negacionistas. Por pura estadística dentro de un barco repleto de más de 2000 pasajeros, algunos de ellos debieron ser LGTB.

Hugh Brewster es un escritor y editor de origen canadiense que ha trabajado en un libro muy especial donde se revelan cartas y mensajes escritos por los supervivientes. En su curiosa recolección algunas de estas cartas (¿recuerdas esta carta romántica soldados gays?) reflejan mensajes de amor, incluyendo también entre pasajeros homosexuales que abordaban en la primera clase.

Es importante destacar que una gran parte de los datos no pudieron ser rescatados después del naufragio. Además de todas las cartas que se recopilaron, muchas de ellas fueran censuradas y acalladas. Y es que los familiares de los autores de esas cartas tomaron la decisión de destruirlas con el fin de evitar que los amores y secretos de las víctimas quedasen expuestos.

A pesar de ello, el libro pudo ser publicado bajo el título de Vidas doradas, viaje fatal: los pasajeros de primera clase del Titanic y su mundo.

Entre los casos que se documentaron en el libro se encuentra el de Francis Millet o Mayor Butt Archibald, su amigo y a la vez ayudante militar de los presidentes Roosevelt y Taft. Millet envió cartas homoeróticas al poeta Charles Stoddard. Además, envió una carta a un amigo desde el Titanic afirmando que allí había encontrado un gran número de “nuestra gente”.

Esto resultó una afirmación clave para intuir tanto su homosexualidad como para corroborar la homosexualidad de otros pasajeros que además quedó patente en otras cartas con un mismo enfoque. Vidas doradas, viaje fatal: los pasajeros de primera clase del Titanic y su mundo nos permite tener una visión privilegiada del suceso y de la vida de quienes habitaron el barco, mas allá de lo que nos ofrece la película protagonizada por Leonardo Di Caprio y Kate Winslet.

¿Titanic con romances gays? ¡El mundo se está volviendo gay!

Sí, en el Titanic hubo romances gays. Sin embargo, esto mismo ocurre también en muchos otros acontecimientos históricos. Episodios que durante décadas y décadas hemos estado acostumbrados a conocer a través de testimonios de víctimas heterosexuales. Películas, cuadros, novelas y todo tipo de contenidos dirigidos al público heterosexual y que ignoraba otros prismas también presentes. Resulta ridículo escuchar frases como «El mundo se está volviendo gay» o «Ahora resulta que todos son gays» cuando salen a la luz noticias como esta. Y no, no es que todos sean gays. Lo que ocurre es que hemos vivido durante muchas décadas inmersos en un sistema unívoco (con una sola voz).

Esta única voz era la de la heteronormatividad y la única que existía en los medios tradicionales (televisión, cine, radio o prensa). Después de democratizarse la información con Internet se ha hecho posible la libre difusión de información sin ningún tipo de censura. Es por eso que hoy se puede tener acceso a esos testimonios gays y LGBT que antes «parecían no existir».

Sí existían, pero había varios factores que los opacaban. Por un lado, un modelo de comunicación pobre que generaba estereotipos dañinos y contenidos orientados sólo a las mayorías. Además, también existía mayor desconocimiento sobre la diversidad, por lo que las personas LGBT solían ocultar su orientación precisamente por sentir un mayor miedo al rechazo.