
Lucas Hedges: ‘Me costó mucho salir de la época de represión y oscuridad de Boy Erased’
Ser actor puede ser una profesión difícil. Lucas Hedges se ha visto en algún que otro conflicto interno al desarrollar su trabajo: “No puedo actuar sin confundir mi identidad con la del personaje”, declara. Los que seguimos su pista, estamos acostumbrados a que se abra en canal y comparta con nosotros sus pensamientos y emociones (aquí Lucas Hedges reveló su orientación sexual, por ejemplo). En una entrevista reciente, el actor también habló sobre la forma en que lidia con su trabajo y cómo su profesión influye en su vida personal.
Aunque confundirse con sus personajes puede ser un buen síntoma de su calidad como actor porque significa que profundiza mucho en sus papeles, en realidad, cuando las interpretaciones son tan potentes y reales, pueden llevar adosado un coste: “Creo que es una industria muy autodestructiva o, al menos, si te interesa, como es mi caso. No es algo fácil para mí asumir e integrar algo sin que se me pegue”.
Además, este juego entre ficción y fricción se ve multiplicado considerablemente cuando se trabaja con personajes intensos y material denso. En su joven trayectoria ya se ha puesto en la piel de un adolescente adicto a las drogas (en la película de su padre, Peter Hedges, Ben is Black), en el hijo de Frances McDromand en un drama por violación (Three Billboards Outside Ebboing, Missouri), en el novio gay dentro del armario de Saoirse Ronan (Lady Bird) o en un joven gay sometido a terapias de conversión (Boy Erased), entre muchos otros.

Esta última supuso un período de oscuridad para él: “Boy Erased fue intenso, una época intensa y reprimida. Algo de lo que no me fue fácil salir. No quiero hacer personajes autodestructivos, no creo que me atraiga eso”.
Además, Hodges reflexiona sobre su trabajo y su vida: “La interpretación no es el centro de mi vida y creo que me he perdido a mí mismo cuando he pensado que sí lo era”.
El actor asegura que su vida ha cambiado y atribuye el mérito a un grupo nuevo de amistades y a su grupo de mentores de Arizona.
«Hay una ilusión con la que crecí, y es que me siento bien compartiendo cuáles son mis problemas, pero en cierto modo eso perpetúa los mismos problemas. La claridad viene de ser capaz de cuidar de otra persona, y ese cuidado de otra persona sólo puede venir de un lugar genuino».