Elisa y Marcela boda

Marcela y Elisa: El día que la Iglesia católica casó a dos mujeres

Corría el año 1901, y por aquel entonces dos mujeres, Marcela y Elisa, enamoradas desde adolescentes, decidieron que querían vivir su amor en libertad y sin tener que esconderse. Al igual que hoy vemos a Oscar Wilde como referente gay, ellas hoy constituyen un símbolo de libertad.

Así que Elisa pasó a ser Mario en apariencia, y tuvieron una boda oficiada por el párroco la pequeña iglesia de San Jorge, en Dumbría. Esta increíble historia será rescatada por Isabel Coixet en su película Marcela y Elisa y se estrenará el próximo año.

Marcela y Elisa: Un amor de película

Eso mismo debieron pensar los productores de la plataforma Netflix, y es que prepara la película que narra la historia de amor más sorprendente de primeros del siglo pasado, que llegó incluso a los titulares de otros países Europeos.

Elisa y Marcela se conocieron muy jóvenes, en plena adolescencia. Ya entonces se enamoraron, pero se trataba de una relación que contó con la oposición en pleno de la familia de Marcela. Para evitar que las chicas siguieran viéndose y el escándalo que suponía, enviaron a la chica a vivir a Madrid.

Sin embargo, como sucede con el amor verdadero, las chicas nunca se olvidaron y volvieron a verse cuando acabaron sus estudios, ambas como maestras trabajando en pueblos cercanos.

Para ver a la mujer que amaba, Elisa caminaba 12 kilómetros cada noche para reunirse con Marcela. Pasado un tiempo, ambas mujeres sintieron la necesidad de dejar la clandestinidad a un lado y vivir su relación a la luz del día.

Por supuesto, en la España de 1901 que dos mujeres se amasen abiertamente era impensable por lo que Elisa decidió cambiar su apariencia, cortando su pelo y vistiendo ropa de hombre, haciéndose llamar Mario.

Mario contaba que era de Londres y que su padre era ateo, por lo que no tenía partida de bautismo. Fue el 8 de junio de 1901 cuando se ofició la que se considera la primera boda entre dos mujeres de la historia.

Elisa y Marcela huyen de homofobia.
Elisa y Marcela se hicieron pasar por una pareja homosexual para escapar de la homofobia.

La implacable condena social para dos mujeres que osaron casarse

Pero se supo, en solo unos días el matrimonio copaba los periódicos como La Voz de Galicia, y medios europeos, como El Heraldo de la Industria que tildaba a España de ser “país de locos”.

Ellas tuvieron que irse. Nadie quería dar trabajo a Elisa, que se había travestido para su boda. El rechazo social, las burlas y el acoso, hicieron que partieran primero a Portugal, donde Marcela incluso tuvo un hijo (quizá para mantener las apariencias) y luego a Buenos Aires, donde tras un matrimonio por conveniencia frustrado, se les pierde la pista. Nada se sabe del final de esta historia, que sin duda, es digna de ser contada.