Niños vestidos de princesa: Cuando los memes sirven para algo

Feminista Ilustrada lo tiene claro: ¿Qué es un niño vestido de princesa? A) Un niño gay; B) Un niño que quiere ser una niña o C) Un niño vestido de princesa.

La respuesta correcta, por supuesto, es la C. Y esto es algo que mucha gente parece no entender.

El juego y la identidad de género: No son lo mismo

Las connotaciones que los adultos atribuimos a los juguetes, son más una convención cultural que una realidad. El rosa, las muñecas, bebés, cocinitas y casitas para las niñas, y el azul, los balones, pistolas y dinosaurios para los niños.

Cuando un niño imita conductas que ve en casa o reproduce situaciones que conoce, como acunar un bebé, pintarse las uñas, o llevar un vestido de princesa, no está haciendo más que jugar.

Los juegos son un método de aprendizaje para niños y niñas, les ayudan a entender el mundo en el que viven a través de las representaciones que hacen con los juguetes (una familia, una escuela, hermanitos, papás y mamás, policías y ladrones, etc.)

La identidad de género tiene muy poco que ver con la ropa que prefieren durante el juego, ya que es una cuestión interna de la que se tiene conciencia cuando se alcanza una madurez intelectual que permite reconocer esos conceptos.

¿Qué es un niño vestido de princesa?

Un meme, una realidad

Justo ahora, que acaba de pasar una fecha tan señalada y consumista como la Navidad, en la que los niños reciben muchos regalos, cuando nos damos cuenta de cuán sexualizados están los juguetes. Pasillos llenos de cajas rosas para las niñas y de azul para los niños.

Hay ejemplos tan absurdos de esto como el hecho de que existan pistolas rosas “para las niñas”. Un niño pequeño probablemente haya visto numerosas películas de animación donde la protagonista sea una princesa, bonita, aventurera y que además canta muy bien. Es muy normal que quieran jugar a ser un personaje que ven en los cuentos o películas sin mayor importancia que la que ellos le dan.

Sin embargo, son muchos los padres o familiares que se preocupan o creen que “significa algo”.

El hecho de que este tema preocupe a alguien viene a traducirse en una mentalidad cerrada que no está preparada para lidiar con la sexualidad futura de sus hijos si estos no son “tradicionales”.

Aún hoy queda mucho por hacer, pero la visibilidad es una de las mejores herramientas sobre todo para que las nuevas generaciones puedan abrir su mente y entender la diversidad como una realidad enriquecedora.