
Plumofobia: Cuando la homofobia cobra forma dentro del colectivo gay
Hoy hemos recibido un correo de un lector gay que nos pedía consejo. En su mensaje hemos podido leer:
«Siento que debo ocultar mi personalidad para que mi novio siga a mi lado. Siempre me está diciendo que le gustan los hombres masculinos. Hoy hemos ido a comprar y me ha dicho «cómprate esta camisa y estos pantalones, te hacen parecer hetero«. Yo me he sentido roto por dentro y menospreciado, pero he decidido comprar esa ropa sin hacer ningún comentario. No puedo entender que mi pareja sea homófoba y me impida ser yo mismo».
Este lector nos ha hecho llegar este mensaje pidiéndonos consejo sobre cómo actuar ante estos casos. Obviamente, no revelaremos su nombre, pero sí que nos ha inspirado a hablar de algo bastante común por desgracia. En realidad, se trata de algo muy habitual dentro del mundo gay y esto sólo se debe a una razón: Una profunda homofobia. Pero, empecemos por el principio.

Entendemos por pluma una manifestación de los rasgos «femeninos» de una forma más marcada en los hombres gays (también «masculinos» en las mujeres lesbianas). No todos los gays o lesbianas son iguales, pero es que no todas las personas son iguales y tenemos que empezar desde esta base.
Existen hombres homosexuales que presentan una apariencia más masculina. También una personalidad más masculina que se caracteriza por una expresión más atenuada de las emociones.
Sin embargo, también existen gays que son rotundamente femeninos. Gesticulan de una forma muy parecida a como lo hacen las mujeres, incluso visten de forma más femenina.
La pluma nos ha ayudado a crecer
Pero, ¿cuál es la diferencia entre ambos realmente? Los hombres gays con pluma han estado más expuestos y por lo tanto han sido mucho más discriminados. Pero, ¿qué me dices si te digo que en muchas ocasiones esa discriminación se ha dado dentro del colectivo LGTB?
Probablemente sepas de lo que hablo. Abundan los hombres que dicen frases como «busco gays que parezcan heteros» o «soy hombre sin pluma y busco similar. Odio las plumas«.
Esto se conoce como «plumofobia» o también, odio irracional sobre las personas homosexuales que tienen pluma.
Este tipo de distinciones y comentarios resultan intolerables, y más aún si la persona que los pronuncia es homosexual. Cuando un gay dice «odio las plumas» definitivamente no sabe de lo que está hablando. Realmente cuando pronuncia semejantes palabras lo que está diciendo es «odio a los gays». Buscar una pareja que parezca hetero, es decir, que parezca lo que no es, sólo significa algo: Odio hacia lo que realmente es.

Además, resulta tremendamente paradójico pensar que la gran mayoría de derechos (por no decir todos) como colectivo, los hemos conseguido gracias a los hombres y mujeres con pluma. Gracias a esa odiada pluma hemos podido luchar de forma contundente contra la injusticia.
De hecho, los únicos homosexuales que han sido atacados y violentados a lo largo de la historia han sido aquellos que tenían pluma. Aquellos que no tenían pluma podían fingir perfectamente que eran heterosexuales y por lo tanto podían sobrevivir perfectamente «en la sombra». Los gays plumófobos han ayudado a invisibilizar al colectivo y la realidad gay, incrementando la homofobia y las injusticias. Algunas de ellas, tratamientos médicos que en realidad eran torturas, asesinatos, privación de derechos o maltrato psicológico.

A día de hoy siguen existiendo homosexuales que ocultan su personalidad o que incluso se dedican a discriminar a otros gays por el hecho de tener pluma. Esto realmente es algo que no podemos concebir de ningún modo.
Plumofobia: Una conducta que no debes consentir
Encontrarnos con un gay que rechace la pluma en pleno 2019 no sólo resulta ridículo sino también una ofensa. Desde aquí, le recordaríamos a ese chico gay que es plumófobo que gracias a la pluma y a la feminidad de muchos gays, él tiene derechos hoy.
En The Stonewall cerramos las puertas a la plumofobia y amamos a todos aquellos hombres que sean femeninos. Realmente, os decimos que sois un milagro.
Nos encanta la diversidad y la expresión de la naturaleza en su máximo esplendor. A nuestro lector y a cualquier persona que sufra este tipo de problemas con su pareja sólo podemos hacer una única y clara recomendación: No renuncies a tu identidad por nadie.

Ningún hombre se merece que renuncies a tus gustos y tu forma de expresarte. Realmente, si estás enamorado de él, sólo te queda una opción: hablar con él.
Déjale claro que tú eres así y que no puedes cambiar, ni tampoco quieres cambiar. Si realmente no te quiere por cómo eres deja la relación. Puede que te duela, pero en realidad ese tipo de relaciones no van a ninguna parte. Si te gusta vestir prendas de color rosa, por ejemplo, y expresar tus emociones de forma femenina, debes hacerlo.
Y no sólo debes hacerlo, es que necesitas hacerlo. Además, este tipo de cosas no pueden ocultarse por mucho tiempo. Puede que un año o dos sí, pero toda la vida no podrás huir de tu personalidad.
Reivindica lo que eres y sobre todo, siéntete orgulloso. No cedas ante nadie, ni siquiera ante tu pareja: Tus derechos y tu personalidad deben ser inamovibles.