
¿Por qué los homosexuales no se extinguen si no pueden procrear? Valor evolutivo
El eterno debate sobre el origen de la homosexualidad sigue siglos después de su observación en seres humanos y otras especies. El hecho de que muchos tipos de animales manifiesten su inclinación afectiva y sexual con parejas estables de su mismo sexo contradice algunas opiniones.
Entre los animales es común que se adopten relaciones entre ejemplares que comparten género esporádicas mientras que luego se busque como compañero a un miembro del sexo opuesto para tener parejas reproductoras. No obstante, esto no ocurre siempre, sino que en determinadas especies los animales buscan una relación durante toda la vida (pingüinos) y crían huevos de otras parejas heterosexuales.
Si habéis leído nuestros artículos anteriores, debatíamos sobre por qué la homosexualidad no podía ser una conducta aprendida. En pocas palabras, nuestra orientación sexual, de ser un constructo social, se habría extinguido con el paso de los años bajo la represión que ha sufrido la comunidad LGTB+ por parte de la sociedad.

¿Puede entonces ser la homosexualidad algo biológico? Esa pregunta ha sido formulada por muchos expertos. Varios han tratado de realizar estudios para encontrar algún componente genético que lo explique.
Algunos trabajos se han esforzado en intentar conocer hasta qué punto es innata la orientación sexual del individuo. Con los seres humanos se pueden utilizar herramientas como las entrevistas o los cuestionarios. Con los animales, principalmente los estudios se han basado en la observación y el estudio genético de los mismos.
No obstante, si la homosexualidad tiene un componente genético, esto contradice frontalmente la teoría de la evolución formulada por Charles Darwin. En el libro El origen de las especies se establecía que los seres vivos se reproducían para generar nuevos individuos que continuaran con la evolución. En este caso, si los homosexuales no suelen procrear –o lo hacen en menor cantidad- ¿qué ocurre con estos genes?
Estudios sobre la homosexualidad
Los científicos han logrado hallar mecanismos que transmiten genes asociados a la homosexualidad mediante selección natural. Principalmente se han estudiado tres hipótesis diferentes acerca de la homosexualidad y su procedencia biológica, que son las siguientes:
- Hipótesis uno: Selección familiar o de parentesco.
- Hipótesis dos: Antagonismo sexual.
- Hipótesis tres: Sobredominancia genética.
Ahora conozcámoslas en profundidad y veamos cómo explicarían la supervivencia de los individuos homosexuales y los genes gays generación tras generación.

Selección familiar o de parentesco. La teoría del “colaborador de nido”
Esta hipótesis intenta explicar cuál es el papel de las personas homosexuales dentro de la sociedad. Explica que los gais, al no reproducirse o hacerlo de menor forma, colaboran dentro de la familia actuando como tíos o apoyos tutelares. Su trabajo no sería crear descendencia, sino permitir que los hijos de sus familiares siguieran adelante haciendo así que los genes continuasen en futuras generaciones.
De esta forma, si el material genético entre familiares es compartido, la probabilidad de que se produjeran individuos en el futuro con su misma orientación quedaría garantizada. Gracias al estudio de Vasey llevado a cabo en Samoa se demostró que los tíos homosexuales pasan más tiempo ejerciendo ese rol que los tíos heterosexuales.
Asimismo, si los padres de estos niños fallecieran, los individuos homosexuales estarían ahí para garantizar su supervivencia y perpetuar la especie humana. Su labor primordial es, entonces, colaborar con la sociedad a la que pertenecen. Además de los estudios realizados en Samoa, en Canadá e Inglaterra se obtuvieron resultados similares que manifestaban la alta implicación de estas personas.

Antagonismo sexual
El antagonismo sexual viene a indicarnos que mientras que un gen puede ser perjudicial para un sexo, para el contrario resulta beneficioso. En algunas especies implica la aparición de determinadas características en uno de los miembros de forma que se garantice la descendencia, provocando una ventaja evolutiva de un sexo respecto al otro.
¿De qué forma podría afectar esto a los homosexuales? Algunos estudios ponen de manifiesto que en aquellas familias donde uno de los integrantes es un varón homosexual, sus hermanas, madres o tías son más fértiles y tienen más hijos ¿Qué resultado perseguiría este hecho? Que la especie continuase a pesar de que uno de los miembros no vaya a tener descendientes.
En este caso, se ha probado en algunas sociedades mientras que en otras no, por lo que los datos no terminan de ser claros y no puede considerarse como la teoría más aceptada dentro del mundo científico.

Sobredominancia genética
Se comprobó mediante varias investigaciones que entre hermanos gemelos en los que existía un individuo homosexual, el heterosexual obtenía un mayor número de parejas sexuales.
En esencia esta hipótesis establece que existe un factor genético que promueve la homosexualidad y la fecundidad dentro de cada persona. Los trabajos ponen de manifiesto que si este factor se presenta una sola vez en un genoma, existe una mayor tasa de fecundidad, mientras que si hay dos elementos (homocigotos) se aumenta la probabilidad del desarrollo de comportamientos homosexuales.
Asimismo, parte de esta corriente también viene a indicar que las mujeres buscan como pareja con la que tener descendencia a personas que presentan ciertos rasgos “afeminados”. De forma que si quieren tener éxito reproductivo, los hermanos con este gen tendrían más descendencia, traspasándose a la vez esos genes de unos a otros.
En el caso de las mujeres heterosexuales, varias investigaciones contemplan el hecho de que aquellas que tienen algunos rasgos más masculinos consiguen un mayor número de parejas sexuales. Por estos motivos esta es una de las hipótesis más aceptadas dentro de la comunidad científica.

Otros estudios
Bruce Bagemihl (1999) describió la sexualidad de 300 especies, entre mamíferos y aves. Encontró un gran número de comportamientos homosexuales dentro de estas especies. Por ejemplo, en bonobos que tienen parejas lesbianas o en elefantes o jirafas que mantienen actitudes cariñosas y de cortejo hacia miembros de su mismo sexo. Los delfines con nariz de botella también adoptan parejas gais con los que mantienen vínculos estables.
¿Queréis conocer más sobre los animales que tienen este tipo de inclinaciones? Un 75% de los antílopes se encuentran unidos en parejas homosexuales. Dentro del mundo de las aves entre los gansos tienen más de un 15% de relaciones homosexuales; los cisnes, casi un 25% y las gaviotas entre un 10 y un 15%.
George Hutchinson (1959) realizó un trabajo excelente al hablar sobre el valor evolutivo de la homosexualidad extrayendo dos ideas fundamentales:
- La homosexualidad es una constante biológica que aparece generación tras generación, tanto en animales como en seres humanos. No se ve afectada por la cultura o por la sociedad dentro del mundo animal y tampoco por las presiones que vive la comunidad LGTB+ en diferentes lugares del mundo.
- La homosexualidad se produce en una tasa que superaría lo que algunos podrían definir como “errores de la naturaleza”. Si dijéramos que son una anomalía, probablemente se observaría únicamente en pocos individuos y el paso de los siglos lo habría “corregido”, pero ya somos conscientes de que algo así no ocurre.
Algunos científicos sostienen que en los seres humanos y en otras especies que conviven en sociedad, la homosexualidad permite que se mantenga la tasa de productividad. Algunos argumentos a favor de esta teoría son que se evita la sobrepoblación, haciendo que queden recursos suficientes para la supervivencia, y asimismo permitiría –como mencionábamos en la hipótesis del nido- que las crías no se quedasen sin nadie que los cuidase.
Giorgi Chaladze redactó el libro “The archives of sexual behavior” y en el mismo recogía que la mitad de las personas heterosexuales tienen un “gen gay”. Esto implicaría que mujeres u hombres heteros podrían llegar a sentir atracción por personas de su mismo sexo. Asimismo argumentaba que los homosexuales formaban parte de familias numerosas. Por último, este autor también encontró el fenómeno de antagonismo en sus trabajos.
Hay muchos estudios – y además contamos con el sentido común- que certifican que las personas homosexuales tienen menos hijos, tanto los hombres como las mujeres, aunque las segundas se reproducen más. Pero esto no acaba suponiendo un problema ni reduciendo la existencia de individuos con esta orientación, ni mucho menos.

Conclusiones
Finalizando este artículo, consideramos fundamental resaltar que la homosexualidad ha quedado demostrada en multitud de especies. Dentro del ciclo de la vida se considera algo natural, preparado y contemplado para que siga dándose a lo largo del tiempo. ¿Los motivos? Ya hemos barajado los más comprobados: ayudar a la crianza de otros, proporcionar una mayor tasa de fecundidad en individuos del mismo u otro sexo y, además, generar un mayor atractivo para los familiares heterosexuales. Todo destinado a que la especie sobreviva.
No podemos reducirlo todo a la biología dentro de la especie humana, puesto que son varios factores más los que influyen. No debemos olvidarnos de que hay ciertos componentes ambientales o dentro de nuestra propia sociedad que facilitan o reprimen a las personas a manifestar su auténtica orientación y sus deseos.
Por último, en relación a estos estudios, consideramos necesario resaltar que la mayor parte de estos han utilizado como población objetivo a varones. Esperemos que con los años se amplíe la información que obtenemos y que, sobre todo, nos importen más las personas y no las funciones o roles que tienen que cumplir dentro de la sociedad. Porque al final todo no depende de procrear o continuar, sino que también debemos tener en cuenta el sentido que le damos a nuestra existencia a nivel emocional.