
¿De verdad somos todos bisexuales? Según la ciencia sí
La heterosexualidad a debate: ¿realmente somos todos bisexuales en algún grado? Esto ya lo aventuró Kinsey a mediados del siglo pasado (recordemos que los estudios y datos revelados por el autor causaron grandes revuelos en la sociedad, por entonces, tan conservadora).
La escala en ese momento se estableció (del 0 al 6) respecto a la heterosexualidad y la homosexualidad. Fue reformulada posteriormente por Michael Storms en 1979, añadiendo nuevas posibilidades. No sólo la condición de heterosexual y homosexual, sino también la asexualidad y la bisexualidad.
Nuevas revelaciones: Todos somos bisexuales
Universidades como la de Cornell y la de Essex han llevado a cabo estudios sobre ello. La principal cuestión: ¿todas las personas son bisexuales en un grado u otro? En realidad sí, muchos de ellos de manera inconsciente).
Los resultados arrojados afirman con rotundidad que la heterosexualidad absoluta no existe. Las reacciones físicas medibles en hombres y mujeres analizadas hablan por sí solas. Incluso las personas que se consideran heterosexuales y no han sentido atracción por personas de su mismo sexo, responden a determinadas imágenes con cierto grado de atracción o excitación.
Dentro de esos mismos resultados, encontramos que las mujeres tienen una sexualidad más fluida que los varones.

¿Qué son esos medidores? ¿Somos conscientes?
Los estudios se realizaron analizando reacciones físicas que una persona no puede controlar de manera consciente, como la dilatación de las pupilas.
Estas mediciones indicaron que la mujer posee una sexualidad más fluida. Sin embargo, los hombres presentan mayor dilatación de la pupila cuando ven escenas de masturbación independientemente del sexo. También independientemente de su sexualidad tanto si se identificaban como heterosexuales o como homosexuales.
Los autores del estudio llevado a cabo por la Universidad de Cornell achacan la diferencia entre la sexualidad más fluida entre hombres y mujeres al hecho de que históricamente se han transmitido ideas sobre la sexualidad de los varones más tóxicas y nocivas, relacionando tradicionalmente la idea de virilidad y masculinidad con la heterosexualidad.
Los roles de género no solo han afectado históricamente a la división de tareas en casa, en el mundo laboral y en la familia. También han estigmatizado distintas conductas sexuales, gustos y preferencias tanto en hombres como mujeres. Los roles de género han afectado a nivel subconsciente a muchas personas que creen que sus gustos, las cosas que les excitan o atraen no son “normales”. Muchos creen que son vergonzosas o tabú y no pueden expresar o explorar libremente su propia sexualidad.
