Tres hombres marroquíes intentan lapidar a un gay en Barcelona

Tres jóvenes de origen marroquí vieron besarse a dos hombres en un bar gay. Desde ese instante comenzaron las mofas y burlas, ante los ataques los agredidos hicieron caso omiso. Sin embargo hacia las 4:30 de la mañana y después de un paseo por la playa los agresores se encontraron con uno de ellos; el joven fue hacia la estación de tren de Sitges donde se quedó dormido en un banco.

Un mayor de edad, un menor de edad y otro chico que decidió quedarse al margen, fueron hacia él. Allí comenzaron a acosarle y a decirle cosas como “te vamos a robar”. Algo que de hecho hicieron justo después.

“Te vamos a matar a pedradas, como se hace en Marruecos con los maricones”

El joven mayor de edad cogió una gran piedra y le golpeó en la cabeza. Mientras, el menor de edad hacia lo propio con otras piedras que encontraba por el lugar. Una vez aturdido le robaron la cartera donde tenía 60 euros en metálico, el móvil y un cargador.

El chico cayó a las vías debido a las heridas propiciadas por la paliza. Lo que pudo acabar en tragedia, por suerte fue evitado. Gracias a dos personas fue rescatado solo dos minutos antes de que pasara el tren, aunque contaba con heridas internas y externas. 

La condena

Debido al delito de odio homófobo y al intento de homicidio, al chico mayor de edad se le ha condenado a 12 años de prisión. 7 se corresponden al intento de homicidio y 4 al robo con violencia del que se le acusaba. También por abuso de superioridad y motivación por la orientación sexual de la víctima. También deberá pagar una multa de 21.105 euros a modo de indemnización.

El menor también ha sido condenado

Durante las agresiones con piedras, el menor gritaba que le matarían a pedradas, tal y como se hacia en marruecos con los maricones. Debido al cansancio y al alcohol, la victima no pudo defenderse de las agresiones que casi le cuestan la vida.

El joven terminó con una hemorragia craneal, varios hematomas, y por supuesto heridas tanto en la cabeza, como en la cara. Pero, por suerte consiguió vivir para contar su historia. Sólo esperamos que sirva para que sea la última agresión de odio contra la orientación sexual.